Youth Lagoon presenta «Prizefighter», segundo sencillo de su nuevo álbum: Heaven Is a Junkyard

Youth Lagoon, que se encuentra en medio de “una notable reclamación de su identidad artística” (Pitchfork), y preciado proyecto solista de Trevor Powers presenta hoy «Prizefighter«, el nuevo sencillo de su próximo álbum (y el primero de Youth Lagoon en ocho años), Heaven Is a Junkyard, que saldrá el 9 de junio a través de Fat Possum. Después de compartir el sencillo principal, «Idaho Alien»«una de las mejores hazañas de composición de Powers hasta la fecha» (Paste), «Prizefighter» explora el vínculo entre dos hermanos, dejando indefinido qué es realidad y qué es ficción.

“Prizefighter” está acompañada por un excepcional video en blanco y negro dirigido por Tyler T. Williams.

A lo largo del álbum, se crea un estilo lírico que se siente tanto punk como western. Con susurros de country, Heaven Is a Junkyard es una Americana mutante en un mundo de amor, drogas, historias y milagros, unidos por la voz de Powers y un piano.

En 2016, Trevor Powers le cerró la puerta a Youth Lagoon. “Me sentía como si me estuviera sofocando”, dice. “Aunque era mi música, perdí el rumbo. En muchos sentidos, me perdí a mí mismo”. En 2021, tras una serie de problemas de salud que le impidieron hablar por varios meses, recurrió a los mensajes de texto y a un lápiz y papel como sus únicas formas de comunicarse. “No estaba seguro de si alguna vez podría volver a hablar, y mucho menos cantar”, dice. «Todo se sintió simbólico de alguna manera», agrega. “Había estado tragando miedo toda mi vida y ahora estaba saliendo”.

El crecimiento que siguió a esa pesadilla redujo el enfoque de Powers. En lugar de escribir sobre el mundo en general, comenzó a escribir sobre su hogar. “Familia, vecinos y la muerte”, se ríe. “Siempre he escrito sobre cosas lejanas, pero el mejor material ha estado frente a mí todo este tiempo, en Idaho”. Grabado en seis semanas con el coproductor Rodaidh McDonald (The xx, Adele, Gil Scott-Heron), Heaven Is a Junkyard es una obra de absoluta devoción. Un retrato del oeste americano embrujado por Dios. Y un recordatorio de que siempre hay amor en la hierba alta.

Jorge Luis Medina Picazo