Una experiencia en Nación

La lucha libre mexicana ha sido reconocida como una de las mejores en el mundo. Entre máscaras, técnica, vuelos, misticismo y tradición, se ha generado un todo que ha evolucionado con el paso de los años, manteniéndose en el gusto del público. Pese a que muchos aficionados sólo pueden llegar a ella mediante transmisiones televisivas o por internet, con lo cual continúa llamando la atención, hay cosas que no cambian y la experiencia de asistir a una función ofrece emociones difíciles de igualar a la distancia.

Nación Lucha Libre es una empresa fundada por Alberto del Río que, en comparación a otras, no tiene mucho tiempo trabajando; sin embargo, ha ido creciendo con buenos carteles y rivalidades que la gente disfruta, trayendo luchadores de talla internacional sin dejar a un lado a los elementos nacionales los cuales demuestran por qué poseen un lugar en el gusto del público, pues ellos deciden quién será ídolo y quién se va al olvido.

Tuve oportunidad de presenciar una de sus funciones el pasado 24 de noviembre, teniendo como sede el Domo del Plan Sexenal, sinceramente −pese a unos cambios en la programación− puedo decir que fue una agradable experiencia, se notó un buen trabajo de producción en la empresa desde la presentación de los luchadores; la imagen que los mismos proyectan y el acercamiento permitido al público. Es clara esa búsqueda por satisfacer a los presentes con elementos de calidad, así como un desarrollo de rivalidades interesantes.

Uno de los atractivos en su programación siempre es la diversidad entre los luchadores, en esta ocasión estuvieron presentes Cibernético, L.A. Park, Rush, La Máscara, Hijo de Dos Caras, Brazo de oro jr., Sangre Azteca, Baronessa, Tyra Fly, Kong Alvarado, Alas de Oro y Plata, junto con otros elementos donde pudimos disfrutar encuentros que anteriormente no habían sido posibles.

Los aficionados son la clave para que una empresa de lucha libre funcione, si ellos no están conformes la inasistencia será evidente. Desde mi punto de vista la gente estuvo a gusto con la función, el tiempo que se dieron para tomarse una foto o firmar autógrafos tanto al entrar como al salir de su lucha no fue basto porque sí, había presión por el inicio del siguiente encuentro, pero muchos quienes se acercaron estaban contentos, mínimo tuvieron “chance” de saludar a su ídolo; principalmente son los niños quienes salen ganando en esta parte.

Asistir a una función de Nación Lucha Libre, es una buena experiencia para el aficionado clásico y las nuevas generaciones que disfrutan de éste deporte.

Teresa Montiel López