Reseña de la serie: Poco Ortodoxa
Netflix cada vez amplía más su variedad de títulos disponibles. Incluso ha apostado, con bastante éxito, a las producciones originales en colaboración con productoras locales de distintos países; como sucedió con Dark o La casa de papel, éxitos rotundos y que afianzaron la confianza para apostar en el uso de nuevas lenguas y culturas para protagonizar nuevos títulos. Este es el caso de Poco ortodoxa, miniserie germano-estadounidense estrenada el 26 de marzo del año en curso.
Poco ortodoxa está basada libremente en la autobiografía de Deborah Feldman, Unorthodox: The Scandalous of my hasidic roots y aparte de haber tenido a un equipo especializado para dar realismo a la comunidad judía donde inicia la historia, utilizan el yiddish para expresar gran cantidad de diálogos de los protagonistas; esto debido a que la protagonista crece en la comunidad ultra ortodoxa judía de Satmar, ubicada en Nueva York, lugar que contrasta un paisaje de actualidad con una sociedad que parece detenida en el tiempo, recordando sus orígenes en la Hungría post Holocausto.
La trama, pese a todas estas características peculiares, es completamente universal, ya que cualquiera puede identificarse con los protagonistas y antagonistas, además de comprender las situaciones vividas. Esther Shapiro (Shira Haas) pertenece a la comunidad de Satmar, a sus 19 años y con un matrimonio arreglado yéndose a pique, decide huir a Berlín, donde reside su madre quien la abandonó a ella y a la comunidad tiempo atrás, para descubrirse a sí misma y al mundo que le ha sido negado por lo estricto de las creencias que le fueron inculcadas.
La estructura de los capítulos ayuda al éxito de la serie, ya que aunque el tema no es fácilmente digerible (menos cuando la protagonista busca en Google si Dios existe) el ritmo de los mismos permite ir brincando los temas “duros” –no disminuyéndoles importancia pero sí dándoles menos peso en la historia− para centrarse en los hechos que conforman el relato. Además, el uso de la analepsis para mostrar los motivos que orillaron a Esther a fugarse, así como el contraste de su vida en comunidad con su nueva rutina en Berlín, mantienen al espectador siempre interesado.
Sin duda la historia es interesante por sí misma, más al saber que está basado en un hecho real; sin embargo, si no hubiera tenido buenas interpretaciones, no habría sido tan sencillo identificarse con los personajes. Con un casting no tan conocido entre los que destacan Shira Haas, Amit Rahav y Jeff Wilbusch, aunados a un equipo de producción no sólo encargado de enseñarles la lengua yaddish, sino de que el vestuario y ambientación fueran lo más idénticos a los reales.
Una miniserie de sólo cuatro capítulos que no decepcionará a quien se atreva a darle una oportunidad, ya que es una historia de feminismo, lucha para descubrir su lugar en el mundo, además de valentía por más de uno de los involucrados para enfrentarse a lo desconocido.