Reseña de la serie: Historia de un crimen: La búsqueda
Título original: Historia de un crimen: La búsqueda (TV Series)
Año: 2020
Duración: 45 min.
País: México
Dirección: Santiago Limón, Catalina Aguilar Mastretta, Katina Medina Mora
Guion: Santiago Limón, Silvia Jimenez, Fabián Archondo
Música: Amado López
Fotografía: Dariela Ludlow
Reparto: Darío Yazbek Bernal, Diana Bovio, Regina Blandón, Alejandro Calva, Adrián Ladrón, Verónica Bravo, Antonio Arochi,
Productora: Dynamo. Distribuida por Netflix
Género: Basado en hechos reales.
El 12 de junio se estrenó en la plataforma de streaming una entrega más de Historia de un Crimen, título que ya ha llevado a la pantalla casos como los de Luis Donaldo Colosio y Luis Andrés Colmenares, abordando esta vez un caso que conmocionó a México allá por 2010 debido a la cobertura mediática; las contradicciones de las autoridades; la posible participación de los padres en el homicidio; las inconsistencias en las múltiples fases de la investigación y el desenlace modo telenovela; sí me refiero a la desaparición de Paulette Gebara Farah.
En resumen, por si eres muy joven para recordar las lonas con la cara de Paulette, así como las interminables entrevistas a los padres, el caso se refiere a una menor aparentemente secuestrada de la cama de su habitación, en pleno departamento de un edificio de Interlomas, allá por el oriente de Huixquilucan en el Estado de México, zona considerada residencial y que raramente reportaba plagios, menos sin testigos.
La serie aborda precisamente la búsqueda de Paulette –desde el momento en que las nanas no la encuentran en la cama− hasta la localización del cuerpo, preocupándose por presentar a quienes intervinieron en el caso de manera activa y las decisiones que fueron “obligados” a tomar en busca de una mejor resolución. De igual forma retrata a los personajes como personas, sus intereses; relaciones antes y después de la desaparición, así como qué tanto el influyentísmo político estuvo involucrado para dar una pronta solución
Durante varios días, los principales sospechosos fueron los padres de la menor, Lizette Farah y Mauricio Gebara, además de las dos nanas, a quienes se les interrogó una y otra vez para dar con el paradero de Paulette, obteniendo en el camino una serie de contradicciones, las cuales lejos de absolverlos o aportar alguna pista, sólo encasillaron a los progenitores como posibles culpables al concluirse que no estaban al pendiente de su hija mientras se quitaban la máscara de matrimonio perfecto.
Esta producción retrata, con libertades creativas y tintes de ficción, a un matrimonio con secretos, distanciados y poco involucrado en la crianza de sus hijos. Verónica Bravo y Daniel Haddad logran parecerse a Lizette y Mauricio, gracias más al departamento de vestuario y maquillaje que a su interpretación, no porque ésta sea mala sino por las reacciones autómatas de la pareja, las cuales retoma la serie, dotándoles de poco carisma o desarrollo; los conocemos más por quienes interactúan y hablan de ellos, dejándonos con más dudas que respuestas respecto a su sentir.
Si las múltiples teorías –igual y se la llevaron los aliens, declaró la mamá− y contradicciones ya habían hecho sospechar a los televidentes, el final del circo fue aún más apabullante que el proceso debido a lo ilógico de la resolución. Todos los acontecimientos ocurren cronológicamente, apegado a la realidad; sin embargo, a la par que el clímax se aproxima, se expone una ficción que huele a probable, basada en un rumor esparcido por aquel entonces a raíz de un extraño pero conveniente corte de luz, horas antes de encontrar el cuerpo.
Y es ésta quizás la verdadera intención de la producción de Netflix, exponer a los políticos, las familias e involucrados y cómo de nuevo pesó más el dinero y los nexos que la justicia. Sí, estoy consciente de las malas críticas obtenidas por el tono, rayando en una burla –igual que las supuestas pesquisas que se hicieron en aquel entonces− que parece darse un quite con las malas producciones de cadenas nacionales, pero esto parece a propósito, intentando llegar a aquellos que leen entre líneas.
Historia de un crimen: La búsqueda es una sátira que se vale de la farsa para exponer situaciones que, dichas con todas sus letras les traerían serios problemas legales −más de los que seguramente ya tienen− ya que aunque muestren a los personajes rayando en lo burlesco, inseguros de sí mismos, ambiciosos y hasta ingenuos, logran dar severas críticas no sólo a la forma en que se llevó el caso sino al por qué se hizo tan mediática la desaparición de una niña cuando a diario desaparecen infantes en todo el territorio.
Para muchos, el tono fue un elemento que les hizo desistir de terminarla o pasar más allá del primer capítulo, para otros fue precisamente esto lo que nos llamó la atención para quedarnos hasta el final ¿por qué Netflix aceptaría producir un guion tan malo cuando otros casos de desaparición los ha presentado a manera de documental?
Sí, pudo haber otras opciones legales para presentar este mismo tema con otro tono, pero quizás no hubiera servido del todo para bajita la mano exponer teorías que quizás circularon por vox populi pero nadie se atrevió a hablar de forma pública. Con esta producción Netflix da voz a todas más teorías que sonaron alrededor del caso y trata de darles sustento, además de acusar cómo todas las miradas apuntaban a Lisset, dejando de lado a otro posible culpable, el padre.