Reseña de la película: ¿Podrás Perdonarme?

Título en español: ¿Podrás Perdonarme?
Título original: 
Can You Ever Forgive Me?
Dirección: 
Marielle Heller
Guion: 
Nicole Holofcener, Jeff Whitty (Memorias: Lee Israel)
Fotografía: 
Brandon Trost
Música: 
Nate Heller
Elenco: 
Melissa McCarthy, Richard E. Grant, Julie Ann Emery, Jane Curtin, Anna Deavere Smith, Marc Evan Jackson, Dolly Wells, Christian Navarro, Alice Kremelberg, Shae D’Lyn, Michael Cyril Creighton, Brandon Scott Jones, Tim Cummings, Pun Bandhu, Joanna Adler, Marcus Choi
Género: Drama
Distribuidora: 
20th Century Fox
País: 
Estados Unidos
Duración: 
107 min.
Fecha de estreno:
 22 de Febrero de 2019

En el arte, como en algunos de los aspectos de la vida cotidiana, el estilo es un componente importante dentro de aquello que suele ser reconocido como bueno o excelso. Aunque una obra con estilo no necesariamente es una gran obra, las grandes obras tienen estilo. Si lo anterior resulta confuso no es cuestión de falta de criterio o de luces, es simplemente que el tema da (y ha dado) para debates y cuestionamientos en torno al él.

En cierta forma la nueva cinta de Marielle Heller, ¿Podrás perdonarme? (Can you ever forgive me?) da paso a una interesante revisión en torno a dicho tema, pues mucho de ello hay en la vida de los personajes y en la puesta en escena misma.

En esta historia, la comediante Melissa McCarthy (The happy murderers, 2018) da vida a Lee Israel, una escritora real que tras gozar de un momento efímero de fama se halla caída en desgracia y que, ante las crisis de la vida y de la falta de inspiración, halla una inesperada salida a su situación en la falsificación de cartas escritas por personajes famosos de las letras y el escenario.

La decisión tomada por el personaje, interpretado de forma convincente y humana por una McCarthy en plan grande (mostrando que la nominación al Oscar por este papel no es gratuita), así como los ejemplos de su interacción, hosca y directa rayando en la misantropía cínica, con otros personajes que cohabitan sus microuniversos personales: el del mundillo literario y los fracasados con ilusiones, dan paso a una crítica negra y mordaz sobre las expectativas que se tienen con respecto al talento artístico (literario en este caso) y sus alcances.

Heller pinta seres que, si bien se esbozan brevemente en la mayoría de los casos, son tan humanos como cualquiera, siendo capaces de rencor y arrogancia a pesar del supuesto matiz redentor que las bibliotecas y librerías aportan al espíritu humano; a la vez que hace de Lee y su amigo, el pícaro Jack Hock (interpretado de forma magistral por Richard E. Grant), un muestrario de rasgos del comportamiento humano que pueden ser considerados reprochables sin por ello perder la capacidad de empatía con estos seres, que evocan los años de gloria y juventud y que ven en su pequeña estafa la posibilidad de cobrarse algunas cuentas pendientes, mientras de paso se burlan de las estructuras agobiantes que la sociedad “intelectual” impone a sus miembros.

Sin embargo, la cinta queda un poco corta al juzgarla en su totalidad, sin que esto quede como un señalamiento de falta de cohesión o de una mala manufactura; lo que si quiere apuntar es que, a pesar de las actuaciones por demás notables, el resto de los recursos quedan en un plano que podría considerarse como cumplidor o “necesario para lograr la atención de la crítica”.

Tanto la fotografía como la música, sin ser mediocres, se sienten prestadas de otros instantes cinematográficos. Por un lado, la foto y la iluminación presentan encuadres sencillos, logrando momentos de genio en la evocación, por momentos, de una atmósfera de cuento de hadas o de texto antiguo, con tonos mate que hacen que la cinta se sienta antigua e irreal como el tema mismo, pese a estar ambientada al principio de los años noventa. Por otro lado, la música se decanta por un jazz efectivo pero que, a estas alturas, resulta un tanto trillado para generar esa atmósfera neoyorkina que tanto le debe a Woody Allen.

Si en un parte de la cinta se le critica a Lee Israel su “falta de voz” pese a su gran talento para las letras (comentario que ayuda a generar una gran broma final que se arma y crece conforme los escritos de imitación se suceden uno a  uno) algo similar se le puede plantear a la directora: no es que le falte talento sino que su voz, mostrada en su galardonada cinta previa del 2015 Diairo de una chica adolescente, queda de fondo en lugar de tomar la batuta desde el frente para confeccionar algo más personal. Aunque bien esto puede ser una decisión de estilo.

Sea por falta de estilo, o una supuesta ausencia que es estilo actuando entre las sombras, la cinta ofrece un melodrama con humor negro y ácido que cumple con unas condiciones más cercanas a las buscadas para generar lo que se suele llamar carnada de Oscar que a las necesarias para apuntalar el poder de la historia, haciendo un trabajo honesto por recordar, de forma un tanto tibia, que el éxito y el fracaso tienen una mezcla de suerte y de actitud personal, que ninguno de estos elementos es permanente y que se necesita algo más que orgullo para poder sobrellevarlos.

Ojalá este segundo filme de Marielle Heller sea el equivalente de un segundo disco de un músico prometedor, en el cual afianza temas a la par que exorciza sus referencias (tema recurrente en el arte: dejar que las referencias habiten el estilo personal para desarrollarlo en lugar de lastrarlo); y logre más y mejores trabajos sobre lo que al parecer será su tema: individuos buscando no la redención, sino tan sólo la orilla del mundo en la cual puedan gozar del reconocimiento esencial, en especial el propio, al que todo ser humano aspira.

“¿Podrás Perdonarme?” llegará a las salas de cine de México el viernes 22 de febrero de 2019.

Alberto Marín