Reseña de la película: Parque Mágico

Título en español: Parque Mágico
Título original: 
Wonder Park
Dirección: 
Dylan Brown
Guion: 
Josh Appelbaum, André Nemec (Historia: Robert Gordon, Josh Appelbaum, André Nemec)
Fotografía: 
Juan García Gonzalez
Música: 
Steven Price
Clasificación: 
AA
Género: Animación
Distribuidora: 
Paramount Pictures
País: 
Estados Unidos
Duración:
86 min.
Fecha de estreno: 
11 de Abril de 2019

La animación es, antes que un género, una herramienta que permite indagaciones interesantes cuando se le asume como tal y no sólo como un entretenimiento superficial (aunque no por ello del todo barato).

En esta faceta instrumental la animación permite no sólo explorar posibilidades futuras o pasadas, sino también los pasajes a veces difíciles de recrear de la psique humana, tanto en su lado luminoso como en el oscuro. Dentro de este último existen animaciones de todos los tipos y nacionalidades, que van desde la referencia japonesa, como My neighbor Totoro (Hayao Miyazaki, 1988), hasta producciones de tiempos recientes, como las cintas de habla inglesa Inside out (Pete Docter, 2015) y A Monster Calls (Juan Antonio Bayona, 2016), sin dejar de lado las meritorias obras realizadas en América Latina, como la mexicana Ana y Bruno (Carlos Carrera, 2018).

Aunque con distintos planteamientos y usos de la animación (acaso el más patente sería el de A Monters Calls, en el cual la animación se conjuga con actuaciones y escenarios reales) los filmes antes mencionados tienen en común volver la mirada a la infancia, de una forma tramposa en el sentido que se suele identificar (para mal y de la peor manera) a los productos animados con historias infantiles y poco profundas, para diseccionar la forma en que esta encara los procesos de duelo y angustia, dando con ello un acercamiento directo que por su aparente sencillez funciona para cualquier audiencia.

Bajo esa concepción y uso de la animación, aunque con resultados más bien medianos si se compara con la excelencia mostrada en las cintas antes señaladas, y con la mira puesta en un público infantil, llega Parque Mágico (Wonder Park, 2019), una co-producción de las compañías estadounidenses Nickelodeon y Paramount Pictures y la española Ilion Animation Studios, la cual es dirigida por David Feiss (quien cuenta con una amplia trayectoria en los sectores de animación tanto de televisión como de cine).

La cinta sigue a June, una niña de edad no revelada, pero que se intuye está en los últimos años de la infancia, quien posee una gran creatividad e inteligencia, a la vez que goza de una buena vida en compañía de sus padres. Es con ellos, en particular con su madre, con quien June emplea sus potenciales creativos y manuales en la creación de un parque imaginario, el Parque Mágico que da título al nombre.

No obstante, todo cambia cuando su madre es diagnosticada con una enfermedad grave que la obliga a someterse a tratamientos que la alejarán del contacto y las actividades con June. Esta situación da paso a un cambio en el comportamiento de June, tanto para con su padre y sus amigos como para con sus juegos creativos, siendo este cambio y sus repercusiones el conflicto de la historia.

Sin caer en adelantos que revelen el material de una trama por demás sencilla, cabe comentar que este conflicto tiene como núcleo la forma en que las personas, en especial los niños, encaran las situaciones de lucha y abandono, reales o imaginarios, y de las formas en que buscan mitigar las sensaciones de displacer a las que estos escenarios las confrontan.

June despliega un arco de desarrollo muy cercano al que cursan los niños reales durante su crecimiento, en el cual los objetos y las causas tienen vida y permanencia independientes de las proporcionadas simbólicamente durante el juego, a la par que dichos simbolismos son mutables y fragmentarios, sin por ello perder cohesión al interior de la mente que los genera y proyecta sobre escenarios diversos.

A la vez que este retrato hace que la película sea accesible para una audiencia infantil, es también su mayor lastre para la audiencia accesoria, que suele estar compuesta por los acompañantes mayores. Estas pueden toparse con una cinta a veces inconexa y sumamente predecible, cuyo diseño de animación puede resultar deslucido si se le compara con las cintas animadas producidas en estudios de mayor peso comercial.

Sin embargo, la forma real (considerando que hay que hacer ciertas concesiones a una trama con un gran componente fantástico) y tierna con la que se representa a June y sus diversas facetas, así como la forma en la que se trabajan los temas oscuros de la trama, construyen un relato que en su simpleza lograr pasajes entrañables al destacar el poder de la imaginación y la confianza al momento de enfrentar situaciones cuya magnitud pone en jaque los recursos disponibles para lidiar con ellas, obligando a que se replantee la concepción del mundo y con ella los mecanismos de comunicación y subsistencia personales.

“Parque Mágico” llegará a las salas de cine de México el jueves 11 de Abril de 2019.

Alberto Marín