Reseña de la película: Monstruos

Título original: Monstri

Año: 2019

Duración: 116 min.

País: Rumanía

Dirección: Marius Olteanu

Guion: Marius Olteanu

Fotografía: Luchian Ciobanu

Reparto: Serban Pavlu, Cristian Popa,

Género: Drama

Sinopsis

En un lapso de 24 horas y a raíz de una serie de encuentros con desconocidos, una pareja decide que romper su relación puede ser la mejor manera de demostrarse mutuamente su amor.

Opinión

“Cuando estás ausente, tu figura se dilata hasta el punto de llenar el universo. Pasas al estado fluido, que es el de los fantasmas. Cuando estás presente, tu figura se condensa; alcanzas las concentraciones de los metales más pesados (…). Muero de ese peso, cuando me cae en el corazón.”

Marguerite Yourcenar, Fuegos 

¿Qué mantiene a una pareja unida?, ¿el amor tiene límites, cuáles?, ¿hay una respuesta adecuada para la falta de comunicación o para las razones detrás del flechazo inicial y su posterior mantenimiento? Estas son algunas de las preguntas implícitas sobre las cuales Marius Oltenau elabora su largometraje debut Monstruos (Moştri, 2019), el cual tiene como antecedente el corto Scor alb del 2015.

Dicho material se enriqueció con entrevistas realizadas a diversas parejas con la intención de tener una noción de cómo es la vivencia actual del amor, y de las cuales surgieron ideas que el mismo Oltenau no esperaba, como los silencios, las interrupciones, y las confidencias que se daban frente a él, y sólo ante él, sobre temas que hasta ese momento eran ajenos para alguien fuera de la pareja o para el otro miembro de esta.

Los intercambios compilados, inesperados y latentes, se pueden percibir en las conversaciones que Dana (Judith State) y Arthur (Cristian Popa), esposos en medio de una crisis, entablan con diferentes personas durante una tensa noche en la que cada uno por separado busca las fuerzas para decidir su destino conjunto.

Acaso Dana tiene más dudas, mientras que Arthur tiene todas las respuestas, o al menos las prácticas y tangibles, aunque cada uno comparte su respectiva cantidad de anhelos, frustraciones y, sobre todo, una desesperanza ante la dificultad de sobrellevar su debacle, o de darle orden al caos en el que se han sumergido, o poder expresar sus necesidades e inquietudes (notable en la necesidad de Dana por retrasar su encuentro con Arthur, y las quejas que este tiene sobre la falta de pactos y acuerdos al momento de buscar fuera de su relación un sustituto temporal).

Todo ello con el peso extra que se agrega, en la medida en que su condición inestable es mantenida oculta, por parte de familiares y amigos que constantemente embisten con “exigencias naturales”: la llegada de los hijos, la falta de roles de género clásicos definidos (en particular en el caso de Dana), no de una forma grosera y directa, pero con la insistencia de una normalidad que asigna listas de comprobación para cada estadio de la vida.

Siendo consciente de la imposibilidad del diálogo como mecanismo para desarrollar la trama en su totalidad, toda vez que sus personajes no hallan las expresiones adecuadas para hacerse entender, Oltenau y su cinematógrafo, Luchian Ciobanu, usan la cámara y sus posibilidades clásicas para darle peso y fuerza los silencios y la incomodidad del momento y los escenarios. Para ello no sólo se usan planos fijos y dilatados que justo extienden la incomodidad, también acuden a planos cerrados y cambios en la relación de aspecto, para solidificar el ostracismo de los personajes, y la forma en que la ausencia y presencia de cada uno en la vida del otro extiende o merma la percepción del entorno.

Si bien es probable que del puñado de respuestas aproximativas expresadas por Oltenau no haya una del todo válida o acaso viable, para la situación de Dana y Arthur, y por extensión la de al menos el universo de parejas por él entrevistadas, el hecho de que existan y se aprecien es valioso en su calidad de radiografía parcial del estado actual del consenso amoroso y sus grietas.

Monstruos es parte de la 69ª Muestra Internacional de la Cineteca Nacional.

Alberto Marín