Reseña de la película: Los Inquilinos
Título original: The Lodgers
Año: 2017
Duración: 92 min.
País: Irlanda
Dirección: Brian O’Malley
Guion: David Turpin
Música: Kevin Murphy
Fotografía: Richard Kendrick
Reparto: Charlotte Vega, Bill Milner, Eugene Simon, David Bradley, Moe Dunford, Roisin Murphy, Deirdre O’Kane, Emmet Kelly, Emma Whelan, Tara Doyle
Productora: Tailored Films / Epic Pictures Group
Género: Terror
Este viernes 4 de octubre llegará a los cines The Lodgers o Los inquilinos como han tenido a bien nombrar a esta cinta de terror gótico que debutó en la 50ª edición del Festival de Cine de Sitges allá por el año 2017. Dirigido por Brian O’Malley (Let Us Prey) y con un guion de David Turpin, el filme rehúye el susto fácil y convencional para centrarse más en los detalles al desarrollar la historia en una vieja mansión ambientada en Irlanda a principios del siglo XX.
La trama gira alrededor de dos hermanos mellizos, Rachel y Edward quienes viven solos en la mansión desde la muerte de sus padres, sin salir ni socializar con nadie, teniéndose como única compañía pues así lo mandan las reglas de la casa: estar en su habitación antes de medianoche, no dejar entrar a nadie ajeno a la familia, ser buenos hermanos ya que si una de ellas se rompe provocaría la cólera de unos extraños seres, habitantes de la parte baja de la construcción y que durante las noches se apoderan de la propiedad.
El despertar sexual de la chica y la reciente atracción por Sean, un joven a quien conoce cuando va por víveres al pueblo, hacen a Rachel comenzar a revelarse contra las reglas y el mórbido destino que pareciera recaer sobre los hermanos; esto provoca la ira de los inquilinos quienes comienzan a manifestarse de forma más constante, incluso agresiva, antes de medianoche. Es justamente este pretendiente quien acelerará el clímax de la cinta al separar a los gemelos en dos bandos, ella buscando librarse de esa casa y él demasiado temeroso de un destino incierto sin su melliza.
El filme usa los elementos de magia y terror aplicados en una historia fantástica, retomando el horror clásico donde la realidad pareciera más horrible que la ficción; sin embargo, al tener un comienzo lento y a veces hasta enredado soltando más de lo necesario al dar detalles escabrosos del pasado de los mellizos, dando a entender tempranamente, o al menos suponer, el tipo de maldición que les aqueja.
Por momentos el guion se atasca con la sucesión de eventos, sólo rescatado por la buena interpretación de Charlotte Vega como Rachel y su mellizo Edward (Bill Milner) actúa lo bastante creíble como para encasillarlo en el papel del hermano débil, enfermo, por momentos esquizofrénico, aunque a ratos exagera y parece más un muerto viviente que un humano atormentado. La cinta también da guiños a diversos cuentos como el cuervo de Poe y hasta a Caperucita adentrándose en un bosque en el cual puede ocurrir cualquier cosa y logra entretejer una historia fantástica que al estilo de los hermanos Grimm.
Si bien la fotografía y ambientación son muy buenas, logrando transportarte a ese principio de siglo −incluso fueron más allá al usar como locación la casa de Loftus Hall, mansión que según las leyendas irlandesas está embrujada por el espíritu de una mujer− al final el guion se queda corto y termina siendo predecible; sin embargo, la película no es mala y de no ser por final, tiene un ritmo bastante relajado que te transporta a la tierna infancia y las narraciones familiares, así como las historias leídas en las compilaciones de los grandes exponentes del terror clásico.
Para quienes prefieren el horror rápido con una historia digerible y un monstruo que aparezca detrás de todas las puertas, esta cinta se les hará insufrible, pero para aquellos más asiduos al terror de la vieja escuela con tomas de bosques, juegos de luces, sombras y un entorno gótico, esta cinta es recomendable para salir de lo comúnmente presentado en las salas de cine.