Reseña de la película: Los Días que no Estuve

Título original: Los días que no estuve
Año: 2021
País: México
Dirección: Samuel Rios Y Valles
Guion: Pablo Aramendi, Luis Gamboa, Samuel Rios Y Valles
Fotografía: Jordi Planell
Reparto: Martín Altomaro, Ana Valeria Becerril, Irene Azuela, Sara Casasnovas, José Sefami, Sofía Sisniega, Fernando Becerril, Ian Garcia Monterrubio, Mauricio Isaac, Mauricio Barrientos
Productora: Filmadora Nacional, Mastodonte
Género: Drama

¿Cómo reaccionamos ante la partida de alguien? Ya sea un abandono de hogar o la muerte de un ser querido, es un proceso difícil por el cual la mayoría hemos pasado más de una vez. Este filme desarrolla esta problemática de un modo muy particular.

Para los mexicanos, la familia juega un papel muy importante en nuestra cultura, tradiciones y emociones. Más de una vez hemos escuchado la frase “la familia es primero” y, si bien es un tanto cliché en películas nacionales, Los Días que No Estuve aborda de modo singular esta temática, iniciando por el abandono de hogar que hace Héctor con tal de seguir su sueño de salir en televisión, lo cual encaja perfectamente para hacer que una gran parte de la audiencia se sienta identificada con un suceso así. 

La secuencia de eventos la hace muy digerible para el público, si bien la muerte de cierto personaje clave se siente algo rápida, es lo suficientemente importante para que se desenvuelvan los hechos siguientes. Aún cuando ya han pasado dos años, este hecho sigue teniendo un fuerte impacto en Gina y Héctor, el protagonista. La pérdida de un familiar querido y la forma en que este filme lo aborda, tiene un buen desarrollo y justificación, al igual que es parte del final el poder aceptar que la muerte es parte de la vida.

La redención de Héctor (interpretado por Martín Altomaro) está bien justificada, pues no le es fácil borrar en algunos días el abandono de Gina, su hija, cuando niña y abandonarla nuevamente cuando sufre otra pérdida. Este declive da en el clavo en ese camino hacia la redención un tanto predecible, pero aun así bien argumentado. Querer recuperar el tiempo perdido es una práctica recurrente en los padres que llegaron a abandonar a sus hijos, como puede verse en No se aceptan Devoluciones (Derbez, 2013), sin embargo, aquí se siente más orgánico, al darse una oportunidad de dialogo entre Héctor y Gina.

El desarrollo de personajes también es bastante aplaudible, pues se siente un Héctor más reformado una vez que se hace pasar por muerto y al querer arreglar bien las cosas, no justificándose con palabras, sino actuando para reparar el daño. El de Gina es igual de interesante, pasando de ser una chica que le lanza una mirada de desagrado al señor que la abandonó (dos veces), a pasar por un proceso de perdón y confianza que se siente muy orgánico alrededor de la película.

La actuación de Altomaro también es una parte destacable, pues al centrarse mucho de su trabajo en la comedia, verlo reflejar la tristeza que siente por perder a Gina de nuevo, así como hacer sentir a los espectadores momentos emotivos y conmovedores, habla del buen trabajo de guion que se logró, al igual que una buena actuación fuera de la zona de confort del intérprete.

En general, es una película que sigue algunos estereotipos mexicanos, el bebedor, el mujeriego, etc. pero que, sin duda, supo argumentar, la mayoría de eventos tienen un porqué, las acciones tienen consecuencias y contiene un mensaje final que es difícil de aceptar en una situación similar a la de Gina, el perdón. 

Isaac Medina