Reseña de la película: La posesión de Mary
Título original: Mary
Año: 2019
Duración: 84 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Michael Goi
Guion: Anthony Jaswinski
Música: The Newton Brothers
Fotografía: Michael Goi
Reparto: Gary Oldman, Emily Mortimer, Owen Teague, Stefanie Scott, Manuel García-Rulfo, Chloe Perrin, Jennifer Esposito, Michael Landes, Natalie Jean, Claire Byrne,
Productora: Tucker Tooley Entertainment
Género: Terror
La posesión de Mary se estrenará este 29 de noviembre y cuenta entre su cast no sólo a Gary Oldman sino también al director Michael Goi −a quien los fans de American Horror Story seguro ubican por su trabajo en algunos de los episodios de las temporadas cuatro, cinco y seis− quien utiliza la imagen de las sirenas como seres despiadados que habitan en las profundidades, capaces de enloquecer a quien las escucha.
David y su familia compran un barco en mal estado que posee una sirena de madera en la popa, él, quien siempre ha vivido en el mar y soñado con poseer su propio vehículo, decide que esta es la oportunidad que todos esperaban para iniciar su negocio familiar; sin embargo, pese a todas las reparaciones hechas, la maldad que en él habita es imposible de borrar.
Mientras toda la familia está en el primer viaje, cosas extrañas comienzan a ocurrir a bordo, desde los extraños dibujos hechos por la pequeña Mary hasta las pesadillas de su madre no dejan de atormentar al resto de la tripulación mientras David se niega a ver lo evidente, ha comprado un barco embrujado. Quizás sea muy tarde para escapar o pedir ayuda, después de todo ¿qué hacer cuando todo lo que te rodea son kilómetro y kilómetros de agua salada?
Las sirenas son seres mitológicos mitad humano y mitad pez cuyos “avistamientos” eran comunes en la antigüedad por los marineros de distintas civilizaciones. El primer relato donde se mencionan las cualidades de su canto es la Odisea, donde se dice de ellas “hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas”, puesto que aquel que escucha su voz “nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos (…). Si bien Disney ha cambiado la percepción actual de estos seres, para las tripulaciones de barcos en los siglos pasados eran seres temidos ya que su canto, decían, era capaz de obligarlos a saltar a las aguas y perderlos.
Para efectos de esta cinta, la imagen de las sirenas es usada como estos seres despiadados que habitan en las profundidades y son capaces, por medio de su voz, de enloquecer a quien las escucha; sin embargo, también mezclan este mito con el de los fantasmas y hasta de las brujas, lo cual lleva directamente el guion al fracaso. Con más información de la que es capaz de manejar en una película de 84 minutos, la trama simple mostrada en un inicio se vuelve cada vez más caótica y rebuscada al perder el rumbo de la historia que está contando.
Las escenas de miedo no dan resultado en absoluto, ni siquiera gracias a los efectos de sonido, parece que intentan dar ese aire de misterio de entes o manifestaciones visibles sólo por el rabillo del ojo, pero este artilugio, lejos de lograr su propósito de enganchar al espectador, termina por aburrir puesto que no se entiende qué es lo que ven y menos lo que pretende el ser. Si bien las actuaciones son bastante convincentes, lo que se esperaría del elenco elegido, el guion no les hace justicia y ni ellos logran sacar a flote el largometraje.
Otro de los factores que terminan por confundir aún más es el título escogido para países latinoamericanos: La posesión de Mary, cualquiera esperaría una cinta donde un ser demoniaco atacara a la niña menor de la familia, de nombre Mary, pero en realidad, la cinta está más enfocada a una especie de maldición que ronda sobre el barco del mismo nombre. Al final, no es claro cuáles eran las intenciones del filme, ya que siendo un tema tan poco explotado por las películas de terror, se pensaría que tendría bastante libertad para crear algo extraordinario.