Reseña de la película: La Maldición de la Llorona

Título en español: La Maldición de la Llorona
Título original: 
The Curse of La Llorona
Dirección: 
Michael Chaves
Guion: 
Mikki Daughtry, Tobias Iaconis
Fotografía: 
Michael Burgess
Música: 
Joseph Bishara
Elenco: 
Linda Cardellini, Patricia Velasquez, Raymond Cruz, Sean Patrick Thomas, Tony Amendola, Marisol Ramirez, Jaynee-Lynne Kinchen, Roman Christou, Andrew Tinpo Lee, Madeleine McGraw, Irene Keng, DeLaRosa Rivera, Sophia Santi, Aiden Lewandowski, Ricardo Mamood-Vega
Género: Terror
Distribuidora: 
Warner Bros. Pictures
País: 
Estados Unidos
Duración: 
93 min.
Fecha de estreno: 
17 de Abril de 2019

Adaptar un material desde su origen no sólo se da en el trasladarlo de un medio a otro, sino también de una sociedad a otra. En el caso de La Maldición de la Llorona (The course of La Llorona, Michael Chaves, 2019), se puede decir que cumple al trasladar la esencia de la tradición de la Llorona a un contexto nuevo, en este caso el estadounidense.

Tras mostrar brevemente los elementos básicos que provocaron la maldición, la cinta presenta Anna (Linda Cardellini), una madre soltera y trabajadora social con exceso de trabajo, quien al buscar explicaciones sobre ciertos reportes que acusan de negligencia a Patricia, una mexicana que es de los casos en los que trabaja, desata sobre sí misma y su familia los efectos de la maldición de la Llorona.

A partir de ese suceso la cinta entra de lleno en el terror tradicional de hoy en día, sobre todo en el universo creado por las cintas de El conjuro (la original y sus secuelas directas y temáticas), con el cual comparte conexiones y estilo.

La cinta contiene, y por lo mismo adolece, de las convenciones del terror actual: sustos antelados por la música y la cámara, sonorización ad hoc y forma narrativa. En ese sentido es más de lo mismo, pero bien trabajado y cuidado, como suelen ser los proyectos en los que se posa la mano de James Wan.

Tal vez las únicas quejas que le pertenezcan como entidad individual a la película sean la forma en que presenta el folclor latino, en especial el mexicano, su desenlace y su inicio. Lo del folclor es más con respecto al uso ambiguo de los términos chamán y curandero, que los hace parecer como lo mismo cuando no necesariamente lo son. Sin embargo, esto es más un detalle menor, ya que no entorpece el desarrollo de la historia.

Con respecto al desenlace, es más la forma que el contenido. Sin arruinar la película, se puede decir que los elementos que entran en juego en ese momento ya han sido mostrados con anterioridad, y un espectador asiduo al cine de terror intuye cuándo y cómo serán usados. No obstante, hay una forma un tanto ambigua en su puesta en juego que puede generar más carcajadas que asombro o alivio.

Para rematar las fallas queda hablar del inicio, o de lo que sucede al inicio. En este se muestra el aspecto que tendrá el espectro de la Llorona, con lo cual sus posteriores, y múltiples, apariciones pierden impacto al ya saber que es lo que visualmente se manifestará.

Aún así, la propuesta de Chaves tiene detalles que, si bien algunos son olvidados conforme avanza la narración, no por ello dejan de ser destacables. Uno es la fotografía, que logra momentos creativos interesantes en conjunto con la iluminación al momento de construir los escenarios iniciales en que se manifiestan la Llorona y su poder, logrando tonalidades y motivos acuosos que le dan cierta personalidad a una cinta la cual, al compartir tanto con su universo cinematográfico, requiere algo que la destaque además de su espíritu antagonista.

A su vez, el uso lento de la cámara, así como la forma en que presenta los edificios donde ocurren los intercambios de información y acción, hacen que el discurso visual por momentos genere una atmósfera cercana a la del terror propio de los años 70, que es en los que se encuentra ubicada la historia.

Otro aspecto “novedoso” pero olvidado al entrar de lleno en el terror a la Wan es un diseño de audio inicial que va de la mano con las evocaciones visuales acuáticas que se han comentado con anterioridad y que da muestras de que la cinta pudo haber discurrido por un cauce, tal vez más cercano al suspenso que al terror, pero que podría comprometer la recaudación y la cohesión del universo de El conjuro.

Finalmente, sólo resta señalar la labor de Cardellini y los niños actores con los que se completa su familia. Estos, interpretados por Roman Christou y Jaynee-Lynne Kinchen, logran generar el vínculo necesario con la audiencia para que a esta le importen los horrores de los que son objeto y con ello el accionar de la película funcione. Por su parte Cardellini logra un buen registro como scream queen, siendo que su actuación, y ciertos ángulos desde los que se le enfoca, hacen que por momentos se tenga en mente a Jamie Lee Curtis, lo cual nunca es demeritorio en los terrenos del horror.

Es pues La Llorona una cinta cumplidora con atisbos de algo que pudo generar una dinámica más interesante al plantear una leyenda que, si bien no pierde su esencia histórica, pierde misticismo en su traducción intercultural.

“La Maldición de la Llorona” llegará a las salas de cine de México el miércoles 17 de Abril de 2019.

Alberto Marín