Reseña de la película: Indian Horse
Título en español: Indian Horse: Un espíritu indomable
Título original: Indian Horse
Dirección: Stephen S. Campanelli
Guion: Dennis Foon (Novela: Richard Wagamese)
Fotografía: Yves Bélanger
Música: Jesse Zubot
Elenco: Sladen Peltier, Forrest Goodluck, Ajuawak Kapashesit, Michiel Huisman, Martin Donovan, Michael Murphy, Edna Manitowabi, Melanie McLaren, Johnny Issaluk, Skye Pelletier, Evan Adams, Lisa Cromarty, Michael Lawrenchuk, Will Strongheart, Tristen Marty-Pahtaykan, Vance Banzo, Braeden Crouse, Nathan Alexis, Eva Greyeyes, Lisa Oopik Minich, Dylan Cook, Wayne St-George, Marcus Dias, Michael Vincent Dagostino, Wayne V. Johnson, Wayne Charles Baker
Género: Drama
Distribuidora: Amarok Films
País: Canadá
Duración: 100 min.
Fecha de estreno: 28 de Junio de 2019
Las escuelas residenciales para indígenas del Canadá fueron un sistema que estuvo en operación de 1876 a 1996 (se supone que no hay mal que dure 100 años, ni gente que lo aguante) bajo control de la Iglesia Católica; su intención era “asimilar” a los indígenas dentro de la cultura blanca canadiense.
Sin embargo, el proceso de asimilación resultó más que contraproducente debido a su forma de ejecutar las reglas: retiro forzoso de los niños de su familia para ingresarlos en los institutos designados, una consecutiva y fuerte eliminación de sus rasgos culturales autóctonos, así como castigos y abusos físicos y sexuales para con los niños.
De esto, así como las consecuencias personales que debían enfrentar los niños una vez que abandonaban los colegios, trata Indian Horse: un espíritu indomable (Indian Horse, 2018) cinta del Stephen Campanelli, un director con pocas producciones propias en su haber (este es apenas su segundo largometraje) pero con la experiencia y conocimiento que se desprende de haber colaborado durante dos décadas con Clint Eastwood, uno de los bastiones del estilo realista del Hollywood clásico.
Este bagaje se nota en su forma de abordar la historia, basada en la novela homónima del escritor nativo canadiense Richar Wagamese (la historia tiene como fuente las experiencias que su familia y él sufrieron, directa e indirectamente, a causa del sistema de residencias y de la cultura canadiense de su tiempo), en la cual se narra la historia de Saul Indian Horse, un joven que vive su infancia en una de dichas instancias, a la cual sobrevive gracias a su talento natural para el hockey, deporte del que se apasiona y lo lleva a tener posibilidades de progreso y redención, hasta que la confrontación con sucesos del pasado lo llevan a perder el rumbo.
Si bien la cinta es modesta en sus aspiraciones debido a su pequeño presupuesto (8 millones de dólares), Campanelli logra dotar a su narración de momentos de belleza natural que se complementa con la forma en la que encuadra las edificaciones y ambientes de la sociedad blanca canadiense donde se desarrolla buena parte de la trama. Para ello, en primer lugar el director deja que la Naturaleza y la forma en que es entendida por la tribu de origen de Saul (la Ojibwe) hable por sí misma, prestando atención a los ruidos del agua y las hojas mecidas por el viento, con lo cual logra imágenes evocadoras, como aquellas que se dan al principio y final de la cinta en las que las hojas del arce, emblema nacional de Canadá, se aprecian en diferentes formas y estados como señalamiento del tiempo y las vicisitudes que Saul atravesó.
En segundo lugar, Campanelli introduce elementos del cine de horror y suspenso para dotar a los espacios ajenos, en particular la escuela, de un aura atemorizante que avisa de lo que se puede esperar por encima las buenas apariencias del manto religioso. En particular destacan los planos que le dedica a la fachada principal de la institución, la cual luce enorme e intimidante, con interiores inmensos y lúgubres que no dan espacio para la imaginación o el sosiego.
Otro elemento son los planos inclinados que sirven tanto para establecer situaciones de peligro o amenaza como para presentar la faceta torcida del programa de “inclusión” (hay imágenes de ángeles y santos dentro de esos encuadres que dan manifiesto de esa intención). Hacia el final, conforme se develan misterios no tan ocultos, estos planos y encuadres regresan para reposicionar a Saul al confrontar la forma en que su pasado marcó su destino posterior, al igual que el de su comunidad y otras, y así dar peso y cierre a la historia.
En las páginas iniciales de su novela Esto parece el paraíso, el escritor americano John Cheever habla del patinaje sobre hielo como una experiencia poética que contacta con un pasado humano ancestral de poder y libertad. Saul Indian Horse comparte por buena parte de su vida una sensación similar, pues entiende el hielo y el juego desde sus raíces originarias, descubriendo de forma casi innata y sobrenatural el orden y sentido del juego. Sin embargo, pese a la forma en que incrustó sus formas nativas en un deporte blanco, la reconciliación se le escapó, como a muchos de los que padecieron el desarraigo forzado, por no saber como incluirse en una cultura que le fue despojada por otra que nunca lo aceptó del todo.
De ahí el valor de una obra pequeña y conmovedora como Indian Horse, que hace eco de una necesidad canadiense por reconocer las faltas y pecados cometidos en su desarrollo nacional, pecados y faltas que los acosan hasta hoy en día y de los cuales no son la única nación que los posee.
“Indian Horse” llegará a las salas de cine de México el viernes 28 de Junio de 2019.