Reseña de la película: Godzilla II: El Rey de los Monstruos

Título en español: Godzilla II: El Rey de los Monstruos
Título original: 
Godzilla: King of the Monsters
Dirección: 
Michael Dougherty
Guion: 
Michael Dougherty, Max Borenstein, Zach Shields
Fotografía: 
Lawrence Sher
Clasificación: 
B
Elenco: 
Millie Bobby Brown, Kyle Chandler, Vera Farmiga, Bradley Whitford, Charles Dance, Thomas Middleditch, Sally Hawkins, Aisha Hinds, Ken Watanabe, Randy Havens, Anthony Ramos, Jonathan Howard, Zhang Ziyi, Vince Foster, O’Shea Jackson Jr., Marko Caka, Mitch Craft
Género: Acción
Distribuidora: 
Warner Bros. Pictures
País: 
Estados Unidos
Duración:
133 min.
Fecha de estreno: 
31 de Mayo de 2019

Godzilla 2: El rey de los monstruos (Michael Dougherty, 2019), es la nueva entrega del monsterverse desarrollado en torno a la mítica criatura creada por el estudio japonés Tōhō. En esta ocasión, la historia toma como punto de partida los eventos de la cinta anterior para expandir las consecuencias, en territorio y forma, que el regreso de Godzilla conlleva para el planeta y los humanos.

Godzilla 2 no esconde ningún secreto, puesto que su título plantea sin duda alguna cual será el núcleo sobre el cual girarán todas las demás subtramas. Está ausencia de asombro no obstaculiza el disfrute, pues permite que el espectador baje la guardia y sólo busque que se satisfaga la premisa mostrando cómo y por qué Godzilla ostenta el título de rey de los monstruos.

Para responder a ello, la cinta vuelve a presentar a la enigmática organización Monarch, que otra vez está bajo el mando de los doctores Ishiro Serizawa (Ken Watanabe) y Vivienne Graham (Sally Hawkins), y que aumenta su plantilla al incluir diversas instalaciones a lo largo del mundo así como nuevo personal, dentro del que destacan los doctores Emma (Vera Farmiga) y Mark Russell (Kyle Chandler) quienes, junto con su hija Madison (Millie Bobby Brown), estarán en medio de las tensiones causadas por las continuas apariciones de Godzilla y la intervención de Alan Jonah (Charles Dance), un obscuro personaje de dudosas intenciones.

Lo visto en pantalla no decepciona, al menos a nivel de los monstruos, a los que se les puede observar con mayor detalle en comparación con la película anterior, sobre todo en lo tocante a las escenas de acción (las cuales son más que satisfactorias), además de dotarles mayor trasfondo y diversidad. Para ello se abunda en referencias a teorías conspiracionistas y al folclor de diversas culturas humanas, a fin de tratar de explicar la huella de los titánicos seres, la cual es más larga y profunda de lo esperado.

Así, Godzilla y compañía reciben apoyo, para su nuevo planteamiento, de fuentes que van desde la velada, aunque obvia, referencia a la mitología griega, donde la lucha de titanes buscaba configurar un nuevo orden divino y humano, hasta yuxtaposiciones con toda la tradición cristiana de la lucha entre el bien y el mal para lograr la salvación humana. Esto última se observa sobre todo en la presentación de Ghidorah, cuya introducción se ve acompañada de una continua muestra de dibujos y grabados (siendo el más destacable El gran dragón rojo de William Blake por su posterior utilización) que lo emparentan con la tradición demoniaca occidental, en la cual el dragón suele ser un símbolo de terror y maldad.

No obstante, el largometraje no es perfecto, y esto se debe sobre todo a las contrapartes humanas. En este cambio de kaiju a deidad primigenia, toda vez que el horror atómico que dio vida en un comienzo a Godzilla ha perdido su peso, la necesidad por establecer un nuevo origen da como resultado una falta de desarrollo en lo tocante a los componentes humanos que comparten pantalla con los monstruos, por lo cual la cinta cojea cada vez que estos aparecen para dar explicaciones sin casi ninguna mayor contribución narrativa.

Es cierto que en entregas anteriores, sobre todo en las versiones japonesas, Godzilla y su acervo de bestias sirven como fondo para manifestar miedos y preocupaciones humanas, dejando que los monstruos sean sólo receptáculos de las pesadillas que se sienten sin poder expresarse. Pero en esta ocasión se busca que ambas partes coexistan y guarden equilibrio en la representación, toda vez que de ello depende la existencia de toda la vida sobre la Tierra, y donde las quimeras son antes guardianes del orden natural que avatares del mal que habita en la humanidad.

Este cambio, que repercute en el tono y en el tema, parece no terminar de permear en la narrativa conjunta, por lo cual no se siente ese equilibrio, toda vez que se explican una y otra vez los motivos de las bestias, pero nunca en detalle los de los humanos, sea que estos quieran apoyar en la restauración del equilibrio colaborando con los titanes o sea que se los quieren destruir para regresar al estado de las cosas donde la humanidad es la reina de los monstruos.

Sin embargo, el trabajo a nivel de cámara, tanto del director como de las áreas de efectos visuales y de cinematografía a cargo de Lawrence Sher (quien da un adelanto de lo que se puede esperar de su paleta y su iluminación saturada y ominosa para el Joker de Todd Phillips), y lo logrado por Bear McCreary (10 Cloverfield Lane, de Dan Tratchenberg; y Cloverfield Paradox, de Julius Onah) en la parte musical, logran capturar la atención en los momentos de conflicto importantes, haciendo mucho por una historia que deberá esperar a otras instancias para desarrollar más los argumentos de los “héroes” humanos, si es que importan.

«Godzilla II: El Rey de los Monstruos» llegará a las salas de cine de México el viernes 31 de Mayo de 2019.

Alberto Marín