Reseña de la película: En el juego del asesino
Título original: Nomis
Año: 2019
Duración: 98 min.
País: Estados Unidos
Dirección: David Raymond Klein
Guion: David Raymond Klein
Música: Alex Lu
Fotografía: Michael Barrett
Reparto: Henry Cavill, Alexandra Daddario, Ben Kingsley, Stanley Tucci, Nathan Fillion, Minka Kelly, Emma Tremblay, Brendan Fletcher,
Productora: Coproducción Estados Unidos-Canadá;
Género: Thriller
La ópera prima de David Raymond Klein, En el juego del asesino, donde también se encargó de escribir el guion y fungió como productor, se estrenará este 20 de marzo en cines. Con un reparto bastante conocido, este thriller logrará enganchar al espectador gracias a los esfuerzos del protagonista por entender la psique de un asesino.
El agente Marshall anda tras la pista de varios pedófilos en operación. A la par, un hombre y una jovencita, engañan a varios acosadores por internet para que muestren su verdadera cara y así, hacer justicia por sus propias manos. Tras una cita que sale mal, la chica es secuestrada y el hombre pide apoyo a la policía, donde gracias a Marshall logran atrapar al presunto culpable; sin embargo, esto sólo es la punta del iceberg de lo que parece ser el juego morboso de una mente criminal.
La narrativa es muy veloz, como si de verdad estuvieras investigando un caso en el que cada minuto las pistas y nueva información cambia el rumbo de la historia. Este ritmo logra mantener al espectador enganchado la mayor parte de la película, donde de verdad quieres saber qué y quién está detrás de todo ese juego orquestado como si supiera exactamente lo que la policía hará antes que ellos mismos.
Todas actuaciones ayudan a sostener la premisa, ya que tienen química y hacen que la audiencia sienta empatía por los buenos ¿pero y los malos? Aquí destaca Brendan Fletcher como Simon, el hombre al que capturan en un inicio en una casa de seguridad, de donde son rescatadas dos víctimas. Sin embargo, el hombre parece tener alguna clase de retraso según la psicóloga Rachel, lo que no detiene a los oficiales para querer enjuiciarlo, mientras que Rachel cree que hay algo más, algo oculto en su cerebro.
Brendan realmente se mete en el papel, gesticulando, comportándose con torpeza e incluso babeando, lo cual introduce un nuevo tema sobre la mesa que es ¿está mintiendo o tiene un cómplice? Y es alrededor de esta cuestión que gran parte de la trama comenzará a girar.
Aunque no todo es bueno, lo cierto es que la historia deja varios hilos sueltos mientras más se acerca al final, mismo que se siente falto de fuerza y del carácter que rodeó todo el largometraje. No es apresurado, simplemente pareciera faltar cierta chispa y acción al guion, como si David Raymond Klein no hubiera sabido cómo terminar su propio escrito, un error de novato que tienen más de un escritores.