Reseña de la película: El rey de la fiesta
Dirección: Askenazi, Salomón
Guión: Askenazi, Salomón | Chacek, Karen
País: México
Producción: Askenazi, Salomón | Cherem, Isaac | Parodi, Cecilia
Compañía Productora: Fosforescente
Fotografía: Rubio Sherwell, Nur
Edición: Cohen, Jimmy
Sonido: Zunino, Sebastián
Música: Adissi, Daniel
Reparto: Adissi, Daniel | Bascopé, Daniela | Colombo, Juan Carlos | Hernandez, Paulette | Mediante, Mar | Ruiz, Giancarlo
Dirección de Arte: Achar, Adelle
Bajo el sello Cinépolis llegará este 20 de enero El Rey de la fiesta, la nueva cinta de Salomón Askenazi que nos presenta a Héctor y Rafa, dos hermanos gemelos que no podrían ser más diferentes entre sí. El primero es un prominente arquitecto cuyo matrimonio y vida familiar se desmorona debido a su carácter; el segundo se dedica a vender obras de arte y lleva un estilo de vida despreocupado que raya en lo extravagante.
La narrativa pareciera abordar la eterna rivalidad entre estos gemelos, misma que desemboca en una pelea a golpes en pleno cumpleaños de su progenitor, pero que desemboca hacia un lugar menos explorado en el cine: un accidente de avión, donde Rafa es dado por muerto al no encontrarse ningún sobreviviente. Es esto si no lo que detona, sí lo que termina de sumir a Héctor en una crisis de culpa y arrepentimiento que lo llevan a un lugar muy obscuro de su mente.
En este lugar, que el director nos presenta como diversas construcciones en ruinas, se reencuentra con Rafa, parte de él mismo y de sus deseos de tener una vida más divertida, la crisis de los 50, dirían algunos. Y entonces, jugando con el espectador, usando los espejos para mostrar a ambos, que no dejan de ser él mismo, decide hacerse pasar por su hermano mientras se arma de valor para contarle a toda la familia.
Sin embargo, Héctor cada vez disfruta ser más Rafa. Vivir sin preocupaciones, sin pelear con su esposa o ver cómo su hija se aleja cada vez más de ellos, los momentos en que él finge ser otra persona comienzan a alargarse, volverse, horas días, quizás semanas porque lo cierto es que, así como la audiencia, él tampoco sabe quién es.
Aunque el juego de luces, tomas y fotografía sin duda le dan vida a esta historia, lo cierto es que tiene una gran falla en la dirección y la narrativa, ya que por momentos se vuelve lenta, confusa, tediosa. No se sabe a ciencia cierta cómo corre el tiempo en la ficción y hay cabos sueltos imperdonables que le quitan la magia a la historia.
El rey de la fiesta es una cinta que juega con el espectador, con la presión social y el deber ser, pero que termina quedándose corta a la hora de contar una historia que se siente incompleta, desaprovechada y hasta floja, mientras más se acerca a su final.