Reseña de la película: El Ángel
Título: El Ángel
Dirección: Luis Ortega
Guion: Luis Ortega, Rodolfo Palacios, Sergio Olguín
Fotografía: Julián Apezteguia
Elenco: Lorenzo Ferro, Chino Darín, Cecilia Roth, Daniel Fanego, Mercedes Morán, Luis Gnecco, Peter Lanzani, William Prociuk, Malena Villa
Género: Thriller | Drama
Distribuidora: 20th Century Fox
País: Argentina
Duración: 117 min.
Fecha de estreno: 8 de Marzo de 2019
El cine sobre la delincuencia suele ser revisitado con poca frecuencia en el cine latinoamericano, a diferencia de lo que ocurre en el ámbito hollywoodense, donde el género goza de una larga historia con una temática rica y variada, tanto por las historias que cuenta como por las aproximaciones cinematográficas que realiza, las cuales en ocasiones se apartan de la idea maniquea del bien el mal como los límites dentro de los cuales se mueve y se desarrolla la vida delictiva.
En cambio, en la parte hispanohablante del continente, por lo general la narrativa criminal se ciñe a contar historias sobre el ascenso y caída de criminales de cierta “fama”, generalmente capos de la droga (como ha sucedido en la última década) llegando incluso a rayar en la apología de los vicios y la transgresión del orden. Sin embargo, existen momentos de un cine delincuencial propositivo y bien logrado dentro de los cuales se inscribe la acción planteada en la cinta El ángel (2018) del director y guionista argentino Luis Ortega.
La historia toma como base la vida de Carlos Eduardo Robledo Puch, un multihomicida argentino quien, a sus escasos 20 años, saltó al registro de la historia negra de su país al ser considerado como uno de los mayores criminales de la historia, ganando así el apodo del Ángel Negro o el Ángel de la muerte, debido a su edad (y a rasgos propios de su aspecto físico, como sugiere la elección para el protagónico de la película de Ortega).
Tomando en cuenta lo anterior, Ortega deja de lado la biografía minuciosa que arroja luces sobre los orígenes delictivos (como podría ser la brasileña Ciudad de Dios de Fernando Meirelles) y opta por una cinta que nos pone directo en la vida de un Carlos maduro con un código de conducta ya definido, que se deja caer en una secuencia inicial en la cual Carlos se presenta como un delincuente en plena forma, a la vez que señala su falta de distinciones entre lo propio y lo ajeno.
A partir de ahí, se narra como Carlos se une con una familia de delincuentes profesionales, encarnada por Daniel Fanego y Chino Darín, con los cuales se entrega a una vida delictiva que comienza con robos relativamente sencillos hasta llegar a los asesinatos por los cuales figura dentro de la historia criminal argentina.
Ortega entrega un producto de buena manufactura visual y sonora (que hace recordar las épicas policíacas de directores de gran éxito como son Steven Spielberg, Martin Scorsese y Ridley Scott) que ayudan tanto a generar la ambientación necesaria y obligada como a definir, de manera sugerente y pocas veces directas, los anhelos y motivaciones del protagonista. Así, sin caer en ilustraciones excesivas de muertes y sangre al por mayor, la película apuesta por generar la tensión dramática a partir de la dificultad de explicar las razones que orillaron a Carlos a entrar en la vida criminal.
Esta decisión estilística, que por momentos genera caídas en la velocidad inicial del filme y que la hace sentir a ratos tediosa, ofrece una aproximación interesante a una discusión que podría parecer vieja, pero que dado el estado actual de las dinámicas sociales no lo parece, y que es la búsqueda de las raíces del mal, por decirlo de una forma.
Sin tomar partido por la posible ingenuidad adolescente de Carlos la cual podría ser la causa de sus coqueteos con todos los tabús de una sociedad argentina marcada por una dictadura militar, ni por los valores sociales tradicionales de una familia de clase media que podrían verse puestos en juicio ante la presencia de un ser que no tiene razón de ser dadas sus circunstancias de origen, la cinta busca presentar un retrato (si bien no del todo fiel) de una persona entregada a una visión moral distinta, incluso a la de su propios compañeros criminales, que escapa a todas las convenciones sociales y penales y psicológicas sobre los atributos de las conductas desviadas y de quienes son las personas que corresponden con dichas conductas anómalas.
Por último, cabe señalar el magistral trabajo de interpretación del joven debutante Lorenzo Ferro, quien no sólo confiere un atractivo visual que da peso al sobrenombre de El ángel, sino que también ofrece una actuación basada en la administración contenida y sutil de rasgos emocionales que aportan a la dificultad de desentrañar lo que sucede en la cabeza de un joven educado, de buena familia y de un aspecto atractivo y querúbico al momento de decidir actuar en la forma en que actuó el personaje real.
«El Ángel» llegará a las salas de cine de México el viernes 8 de Marzo de 2019.