Reseña de la película: Duro de Cuidar 2

Título original: Hitman’s Wife’s Bodyguard
Año: 2021
Duración: 100 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Patrick Hughes
Guion: Tom O’Connor, Brandon Murphy, Phillip Murphy
Música: Atli Örvarsson
Fotografía: Terry Stacey
Reparto: Ryan Reynolds, Samuel L. Jackson, Salma Hayek, Antonio Banderas, Morgan Freeman, Frank Grillo, Tom Hopper, Richard E. Grant, Gabriella Wright, Caroline Goodall, Tomi May, Bekka Bowling 
Productora: Millennium Films, Campbell Grobman Films, Summit Entertainment.
Distribuidora: Corazón Films
Género: Acción. Comedia, Secuela. Buddy Film

 

En el 2017, Ryan Reynolds y Samuel L. Jackson hicieron mancuerna en una comedia de acción llamada Duro de Cuidar (The Hitman’s Bodyguard), en la que el guardaespaldas Michael Bryce tenía la complicada labor de cuidar a este sicario inmortal llamado Darius Kincaid de unos violentos rivales que deseaban asesinarlo antes de que rindiera testimonio para encarcelar a un despótico líder político de un país.

La cinta, dirigida por Patrick Hughes, explotaría los límites del absurdo con esta pareja dispareja cuyos intereses son completamente distintos, así como sus maneras de actuar muy al estilo de cintas de acción con este similar enfoque, ya sea la clásica Arma Mortal (Donner, 1987) con Gibson y Glover, El Último Boy Scout (Scott, 1991) con el rudo Willis y el cómico Wayans o la entretenida Una Pareja Explosiva (Ratner, 1998) con Chan y Tucker.

Gracias al relativo éxito que tuvo esta primera parte, Bryce (Reynolds) y Kincaid (Jackson) regresan para una secuela donde el director australiano amplía un poco más el universo creado en la anterior con Duro de Cuidar 2, donde se enfoca en la historia de la esposa del famoso sicario, Sonia (Salma Hayek), quien busca a Bryce para rescatar a su esposo de las manos de un mafioso, acto que los pondrá en la mira de un maquiavélico villano, Aristotle (Antonio Banderas), que busca darle una lección a la Unión Europea al más puro estilo de villano de James Bond.

Sin embargo, las cosas no serán tan sencillas para este trío ya que Bryce está tomando un año sabático, buscando dejar en el pasado los constantes fracasos por ser el mejor guardaespaldas del mundo, lo que lo lleva a no usar armas en absoluto ni tomar trabajos de protección de personas, esto para enfrentar sus problemas psicológicos derivado de sus malas experiencias.

Ver de vuelta a los protagonistas de la anterior cinta es grato, ya que la química entre Reynolds y Jackson es algo palpable, siendo uno de los puntos más destacados de la anterior entrega. Pero Hughes decide llevarlo más allá al desarrollar a la complicada esposa Sonia (Hayek), su pasado y las urgentes ganas de tener un hijo con Kincaid, todo esto en medio de balazos y violencia desmedida que en esta secuela resulta demasiado.

También nos mostrarán un poco más acerca de la vida de Bryce, dándole un poco más de profundidad cayendo no en la sátira sino en la sobreexposición de la burla al grado de que en un punto se convierte en un mal chiste, especialmente al conocer a cierta figura familiar que es quien ha marcado su vida desde tiempo atrás junto a esos deseos de ser el mejor agente de seguridad.

No cabe duda que Hughes maneja bien las secuencias de acción, algo que viene demostrando desde que realizó Los Indestructibles 3 (2014). Sin embargo, en esta secuela parece explotar todos los clichés del género haciendo guiños a todo tipo de sagas. Basta ver la secuencia climática que remite a Operación Thunderball (Young, 1965) para saber que estamos ante un espectáculo repetitivo que no encuentra un balance entre este género y la comedia, algo que lograba de mejor forma en la primera parte.

Aunque Salma Hayek resulta divertida en su rol y ver a Banderas en modo de malvado casi caricaturesco resulta hilarante, hay veces que la cinta cae en una irregularidad en su ritmo en la que pareciera que estamos ante unos cuantos sketches metidos en medio de una cinta de acción, espionaje y balazos llena de sinsentido exagerado.

Ese resulta el principal problema, ya que hay partes en que la cinta, de por sí bastante simple, se siente forzada en su duración de dos horas. Hay puntos en que ni la acción, ni la química entre los protagonistas con todo y su carisma, o incluso la aparición de Morgan Freeman y Frank Grillo en roles secundarios bastante desaprovechados, sirven para que la historia fluya de la mejor forma, volviéndose a ratos repetitiva y tediosa.

Si bien esta secuela llega a tener algunos momentos graciosos (véase a Hayek rezándole a la Virgen de Guadalupe), se queda corta al querer emular lo que la primera si tenía: un relato absurdo, una situación de pareja dispareja y una acción con buenos momentos que resultaba efectiva a ratos. Así, Duro de Cuidar 2 encontrará un lugar entre los que busquen un entretenimiento bastante simple, lleno de sinsentidos, bromas y gags en una cinta a la que le sobra calibre, fallando en ese balance que hacía a la original un tanto amena en esta especie de sátira excesiva.

Aarón Navarro

Comunicólogo, melómano, cinéfilo, amante de la lectura. Escribo opiniones/reseñas de películas y series.