Reseña de la película: Carnívoras

Título en español: Carnívoras
Título original: 
Carnivores
Dirección: 
Jérémie Rénier, Yannick Renier
Guion: 
Bulle Decarpentries, Jérémie Guez, Yaël Langmann, Jérémie Rénier, Yannick Renier, Agnès de Sacy
Fotografía: 
Georges Lechaptois
Elenco: 
Leïla Bekhti, Zita Hanrot, Bastien Bouillon, Johan Heldenbergh, Hiam Abbass, Octave Bossuet, Christophe Sermet, Marianne Fabbro, Michaël Erpeling, Maximilien Poullein, David Faure, Marc Pierret
Género: Thriller
Distribuidora: 
Cine CANÍBAL
País: 
Francia
Duración:
98 min.
Fecha de estreno: 
5 de Abril de 2019

Justina o los infortunios de la virtud y Julieta o las prosperidades del vicio son un par de obras del escritor Donatien Alphonse François de Sade, conocido como marqués de Sade. Estas, como toda la obra del autor francés, presentan un ataque a las costumbres y a la moral de su época, siendo el eje de este díptico la comparación entre dos jóvenes y hermosas hermanas, Justina y Julieta, que siendo ambas testigos de actos viles deciden, la una, por una vida recta pero precaria, y la otra por una vida lujosa entregada al vicio.

El motivo de la referencia no es vano, ya que Carnívoras (Carnivores, 2018) hace una referencia explícita a Justina, a la par que es una actualización de los temas de la fraternidad y la comparación de dos vidas similares con destinos distinto.

En la cinta, dirigida por los hermanos actores y directores belgas Yannick y Jérémie Rénier, se muestra la vida de Mona (Leïla Bekhti), un joven actriz sin rumbo laboral ni personal, quien ante la dificultad para hallar una vida estable llega al hogar de su hermana Samia (Zita Hanrot), también actriz y que vive con su pareja y el pequeño hijo de ambos.

Es la llegada de Mona al espacio de Samia lo que inicia la serie de acontecimientos que conforman la estructura de una obra de suspenso bien lograda en todos los departamentos, aunque tal vez lastrada en su ritmo por momentos demasiado comedido con la intención de no develar un final que, aunque medianamente esperado conforme la cinta se adentra en su tercer acto, no deja de ser impactante.

Para confeccionar la tensión, los directores hacen algo más que guiños a las obras de Sade antes mencionadas. Por un lado, ambas hermanas comparten profesión, aunque con distintos niveles de éxito y reconocimiento; a la vez, mientras ambas tienen las mismas aspiraciones profesionales y familiares, la forma en que se desenvuelven en su vida propia no podría ser más distinta: mientras que Mona es una mujer contenida, tímida y tan profesional como lo pueda ser una actriz con formación académica aunque sin lograr el éxito, Samia lleva una vida laboral y familiar satisfactoria a la vez que se deja llevar por una personalidad propia voluptuosa e inclinada a las reacciones espontáneas y sensuales.

Para mayor relación entre el trabajo total de Sade y el de los hermanos Rénier queda el cómo abordan la comparación entre ambas hermanas: Samia es requerida para representar en pantalla ni más ni menos que a Justine, el personaje de Sade, un papel que Mona comenta le conflictúa a su hermana, quien dada su personalidad no puede entender las reacciones de una entidad erigida como representante de la castidad y la bondad.

Ese comentario provoca una frase por parte del director de la película ficticia, la cual es dirigida a Mona (convertida en asistente de su hermana durante la producción de la cinta), en la que éste señala que dicho conflicto es bueno para la producción, ya que le da más peso a la actuación de su hermana y le evita trabajar con alguien dócil y complaciente, lo cual el detesta

Es a partir de este momento que la cinta se adentra en su conflicto principal, en el cual todo queda elegantemente visualizado y musicalizado, generando un ambiente de calma aparente sobre el cual los directores muestran como la virtud y el vicio han dejado de operar de la forma retratada y criticada por Sade, dando paso a limbos de acción y reacción, en los que las decisiones escapan a una valoración social total y son ponderadas en virtud de una moral de valores mínimos guiados por la conveniencia personal.

Así, el resultado es una cinta que tal vez tenga unas pretensiones estilísticas sobradas en relación con el manejo del tema central, pero que conserva la fuerza suficiente para deleitar y confrontar al espectador una vez que se despliega en todo su esplendor conforme la cinta abandona el terreno del drama familiar y entra en los de una confrontación fraternal, cada vez más tensa y directa, que no deja de ser material de entretenimiento y reflexión humanos, desde los antiguos mitos de la creación hasta los relatos de hoy en día.

“Carnívoras” llegará a las salas de cine de Cinépolis el viernes 5 de Abril de 2019.

Alberto Marín