Reseña de la película: Bliss, una irrealidad aparte
Título original Bliss
Año 2021
Duración 104 min.
País Estados Unidos
Dirección Mike Cahill
Guion Mike Cahill
Música Will Bates
Fotografía Markus Förderer
Reparto Owen Wilson, Salma Hayek, Madeline Zima, Nesta Cooper, Joshua Leonard, Jorge Lendeborg Jr., Ronny Chieng, DeRon Horton, Steve Zissis, Mercy Malick, Katie McCabe, Debbie Fan, Erin Flannery, Kayla Adams, Megan Nguyen, Darin Cooper
Productora Amazon Studios, Endgame Entertainment, Big Indie Pictures, Pakt Media, Stellar Visioning (Distribuidora: Amazon Studios)
Género Ciencia ficción. Drama
La realidad de nuestro día a día puede resultar agobiante. Las decisiones que tomamos, las acciones que hacemos, cada uno de esos pequeños detalles puede hacer de nuestra vida una dicha o algo mucho más complicado de llevar para nuestra propia existencia.
Pero, ¿qué pasaría si lo que nosotros llamamos realidad sólo fuera un espejismo, un experimento donde nuestra aparente felicidad o desgracia no sea más que una simulación creada por computadora? Esa cuestión es retomada por Mike Cahill en Bliss, cinta donde Greg (Owen Wilson) se encuentra con una mujer, Isabel (Salma Hayek), que le enseña que su trágico y roto mundo es una irrealidad que puede manejar a su gusto.
Sin embargo, la línea entre esa ilusión y la realidad en la que Greg vive soñando despierto comienzan a colapsar cuando ese experimento se vuelve más complicado, lo que forzará al protagonista a tener que elegir entre ambos mundos o sufrir las consecuencias.
La percepción de la realidad no es nueva en el mundo del cine. Basta remontarnos a los tiempos del cyberpunk cuando, tanto Ghost in the Shell (Oshii, 1995) con su planteamiento acerca del alma y lo que significa estar vivo como Matrix (Hermanas Wachowski, 1999) que planteaba ese choque entre el mundo real y la ficción generadas por un conflicto entre la humanidad y las máquinas, ofreciéndonos interesantes reflexiones filosóficas acerca de estos temas.
La cinta de Cahill se inclina más hacia una especie de drama romántico con tintes de ciencia ficción a partir de que estos dos personajes se encuentran en este mundo ‘simulado’ (¿o es real?). Sin embargo es Greg, ese personaje soñador con tintes de perdedor, quien lleva el mayor peso al tener que enfrentar las posibilidades que estar en esta realidad aparte le brinda y ese choque que le produce regresar a su muy contrastante vida diaria.
Es esa, tal vez, una de las mayores virtudes de la película. La construcción de ambos mundos, el real y el simulado, donde podemos ver en uno mucho color, sobre todo blanco, una fotografía brillante, casi idílica, curiosamente como si se tratara de un mundo real soñado. Mientras que, en contraparte, la aparente simulación es un mundo gris, opaco, donde la vida misma parece transcurrir en una monotonía o letargo que absorbe a Greg y su mundo contaminado y roto, algo que curiosamente podría parecer más una realidad que algo soñado.
El problema con la cinta es que nunca define bien ese tono al que quiere llegar, mezclando el drama con la ciencia ficción y el romance no siempre de buena forma, quitándole la fuerza a esos dilemas un tanto existenciales que siempre suelen derivar este tipo de cintas para mostrarnos algo más básico, una lección de vida un tanto moralina acerca de lo que es vivir la vida de una manera que pudo ser interesante pero que aquí no logra concretar bien su propósito.
Otro asunto que llega a ser un problema es la falta de química entre Wilson y Hayek, sintiéndose un tanto forzada. Si bien el rol de Greg en el mundo simulado demuestra que Wilson puede hacer drama y nos muestra una cara diferente a lo que después nos presentan, Hayek no alcanza a capturar la esencia de Isabel ni sus intenciones, un poco por su interpretación casi caricaturesca y exagerada a veces, otras ocasiones por un desarrollo muy burdo del personaje.
Dice el dicho que la ignorancia es dicha, algo que remite al título en inglés del filme, ‘bliss’. Aquí, esa ignorancia entre la realidad y la ficción define el dilema de Greg, haciéndolo dudar entre si hubiera preferido seguir su opaca y aparentemente triste vida sin saber la verdad detrás de ello. Tristemente, el guion no logra aterrizar de buena forma este choque de ideas y divaga en su tono y planteamiento.
Es así que Bliss se convierte en uno de esos proyectos que tenía algo importante que decir acerca de nuestra realidad y existencia misma pero que se pierde entre los convencionalismos del drama romántico, haciendo de su historia algo intrincado que no acaba por dejar claras sus ideas.