“Inercia” de Saak: un breve ensayo sobre la armonía

Una de las máximas promesas musicales del continente presenta su más reciente EP, donde la fusión de power ballads y synthpop nos conecta con nuestra parte más humana: el caos como principio del balance.

El joven cantante, productor y actor mexicano, Saak, está convertido en punto de referencia para la música pop que se hace en Latinoamérica gracias a su capacidad para mezclar lo mejor del pasado (las power balladsy el synth pop ochenteros) con la inventiva y estética que caracteriza a la generación del siglo XXI.

Muestra de lo anterior se encuentra contenida en ‘Inercia’, EP con el cual Saak busca consolidar su vibrante carrera.

‘Inercia’ está conformado por 4 temas originales y un bonus track. “Se Pone A Beber” es el tema abridor del disco. Esta composición, lanzada hace unos meses como sencillo, es una de las más populares de Saak, a grado tal que cuenta con una versión en portugués, misma que se incluye como pieza extra en el EP, con tal de complacer a sus fanáticos brasileños, quienes lo han convertido en ídolo gracias a su participación en la nueva versión de la seria Rebeldede Netflix.

A este tema sigue “Tu Mirada”, track elegido para lanzar oficialmente esta obra. Dotada de una producción electrónica que remite a los clásicos del género, Saak canta una balada de amor poderosísima, que por momentos se acerca al neo R&B, uno de los subgéneros más relevantes de Estados Unidos en años recientes.

“Perdón”, siguiente pieza del álbum, es un increíble homenaje a la balada pop de los años ochenta, con guitarras que rememoran algunas de las mejores composiciones de aquella época, pero con la poderosa voz de Saak como elemento distintivo, logrando así un sentimiento de añoranza absoluto, pero con elementos actuales, como un fraseo vocal que podría aparecer en las mejores composiciones de trap de esta época.

Finalmente, aparece “Dos Meses”, otra power ballad que echa mano del synth pop como elemento principal, creando una canción que podría ser el soundtrack de cualquier historia de amor en 8-bits: una joya retro que corona un disco esencial para entender el arte que una nueva generación está creando a lo largo del continente, y que tiene en Saak a uno de sus máximos exponentes.

Jorge Luis Medina Picazo